Ante un problema legal, dificultad o cuestionamiento, debemos recurrir ante un profesional en leyes; es decir, a un abogado, pero ¿quién es un abogado?, pues es una persona que estudió leyes durante seis años en la facultad, en algunos casos dos años más para una maestría y tres más para un doctorado.
¿Qué debo hacer si tengo un problema legal?
Lo primero que debemos hacer, es identificar en que rama del derecho se encuentra nuestro problema. Podría ser derecho civil, derecho de familia, derecho laboral, derecho penal, etc.
Una vez que hayamos determinado ello, el siguiente paso será encontrar un abogado especialista en dicha materia. Por ejemplo, si el padre de mis hijos no me pasa alimentos pues buscaré un abogado experto en tema de familia, si deseo comprar un bien inmueble o cobrar una deuda buscaré a un abogado en materia civil, si he sido víctima de una estafa buscaré un abogado que conozca la materia penal.
Una vez hayamos encontrado al profesional, el segundo paso es contarle con mucho detalle nuestra problemática legal respaldada por los documentos pertinentes. El abogado por lo general atiende como un médico; es decir, escucha el problema, luego revisa la documentación, estudia todo el contexto y luego de dicho estudio emite una opinión estableciendo una estrategia legal. Desconfíe del abogado que responde inmediatamente y sobre todo del que le dice lo que usted quiere escuchar.
Como es natural todos trabajamos para subsistir, del mismo modo el abogado. Entonces, el tercer paso sería establecer los honorarios profesionales, los mismos que podrán ser pagados de diferentes maneras, algunas modalidades pueden ser honorarios de éxito donde se pagará al final por caso ganado; honorarios por proceso llevado donde se pagará mensualmente por proceso llevado (el mas común) y honorarios mixtos, es decir, una se pagará mientras se tramita el proceso y la otra cuando se gane el caso.
Si estamos de acuerdo con la estrategia establecida por el profesional y con los honorarios pactados para ello. El cuarto paso sería firmar un contrato donde se detallen los términos con la finalidad de vincular a las partes.
Es recomendable que establezcan la obligatoriedad de una reunión mensual para ver el estado de su proceso, pues es sabido que el estudio jurídico no ve en exclusividad su caso, por eso siempre es bueno, agendar las llamadas o consultas tanto presenciales como virtuales para que la comunicación sea fluida.
La mejor alternativa es contratar los servicios del profesional con quien se sienta cómodo, algunas sugerencias para ello, que el abogado no le hable en difícil ni con términos complicados (eso se aplicará en la Corte). Con usted, quien es el cliente, debe tener un lenguaje claro y directo, sobre todo que al salir del despacho sienta que tiene las cosas más claras que cuando ingreso a la reunión y no al revés.
Finalmente, la relación con su abogado debe ser buena, ya que por lo general será una relación larga, puesto que el camino del litigio es de extenso recorrido, para ello es fundamental que haya transparencia, lealtad y responsabilidad de ambas partes.
